ATERRIZAJE EN TEL-AVIV




La gente respira cuando las ruedas del 340-600 se adhieren al asfalto del aeropuerto. Según abren las puertas, una gran bofetada de humedad y calor impacta sobre mi.

Gracias a mi apariencia, recibo una cálida bienvenida de preguntas inquisidoras y registro exhaustivo. No pueden creer que alguien como yo venga a trabajar como Ingeniero Aeronáutico a un centro de alto prestigio mundial.

Tras dejar todo claro recojo mi pesado equipaje y me dirijo a realizar un paseo express por la ciudad, antes de partir hacia mi lugar de trabajo.

Rápidamente me relaciono con la gente para recibir indicaciones y consejos. Es uno de los puntos que mas me gustan de viajar solo, la apertura para comunicarme y fluir con lo que vaya surgiendo.

Durante el día me sumerjo en ese charco caliente que llaman Mar Mediterráneo y ojeo la peculiar arquitectura Bauhaus que caracteriza a esta joven ciudad casi desde sus inicios.

Os recuerdo a todos y os llevo conmigo, gracias por quererme aunque a veces no sea facil. Doy gracias por ser parte de vuestras vidas...